ANOTLOGIAS DE VUELO (POR MI) XXII

Si no mata, te fortalece. Eso no sólo lo escuché. Vivirlo y convivirlo cada día, a veces dejándolo olvidado y reapareciendo para que sepas que está y que no se va a ir. Arden los labios, el oxigeno te pesa y la cabeza se va cayendo. Te desarma las ideas, el impulso ya no es el mismo. Bombeando al corazón con artillería pesada, no dejar de darle batalla al error que alguno cometió. Comprimiendo cada dosis de argumentos para evitar allanarse a la esperanza en decadencia.